Iglesia Evangélica Española

Presentación

La Iglesia Evangélica Española (IEE) es una iglesia protestante fundada en 1869, conformada por comunidades presbiterianas, congregacionalistas, metodistas y luteranas, que se han dotado de una confesión de fe común, y desarrollan su testimonio y misión bajo una estructura sinodal.

La IEE, como iglesia unida, pertenece a dos de las grandes familias protestantes, agrupadas hoy en sendos organismos internacionales: la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas (CMIR) y El Consejo Metodista Mundial (CMM). También, como iglesia ecuménica, es miembro del Consejo Mundial Iglesias (CMI) desde su fundación en 1948.

En el contexto europeo, la IEE es miembro de la Conferencia de Iglesias Protestantes de los Países Latinos de Europa (CIPPLE), de la Comunión de Iglesias Protestantes en Europa (CIPE) y de la Conferencia de Iglesias Europeas (CEC).

Misión

La misión de la IEE, definida en su vocación interna, se realiza en la Adoración y Comunión de los santos (1 Corintios 1, 2); ésta se manifiesta en lo que el apóstol Pablo llamaría responsabilidad de los unos a las otras: cuidado, amor, respeto, paciencia, y un largo etcétera de apelativos que podríamos resumir en fraternidad y sororidad de sus miembros, sea cual sea su vinculación o compromiso, que se manifiesta de forma mística en los sacramentos, como signos de la gracia del Dios trino, Padre, Hijo y Espíritu Santo, que se visibiliza en el bautismo, la Santa Cena y la proclamación de la Palabra.

El espacio central de la adoración es nuestro culto vital (Romanos 12, 1), que celebra al Dios de la vida en todos los espacios de comunión de los miembros y en la vida de cada uno y cada una de ellas. Es misión de la comunidad la acogida y formación contínua de los miembros, para que el crecimiento y fortaleza de nuestra fe arraiguen en valores bíblicos, leídos desde una interpretación abierta, contextualizada y relevante de las escrituras en nuestra vida y sociedad.

La misión interna de la iglesia tiene una vocación externa que se manifiesta en su preocupación y responsabilidad por el lugar en el que está convocada. Así pues, son nuestra responsabilidad las personas, a las que servimos en sus necesidades tanto espirituales como materiales, trabajando con respeto y dignificándolas con y en nuestra atención. No es nuestra labor convencer, sino dar, estar dispuestos y dispuestas a cubrir las necesidades individuales y sociales de nuestro entorno, anunciando con nuestros actos el Reino de Dios y su justicia y viviendo el Evangelio que proclamamos en todas nuestras opciones y decisiones.

La misión interna de la iglesia tiene una vocación externa que se manifiesta en su preocupación y responsabilidad por el lugar en el que está convocada.

Nuestra misión interna y externa se unen en una voz profética que proclama la ética del Evangelio como espacio de nueva vida plena, armónica en la paz y la justicia para toda la creación (Romanos 8, 19).

La misión de la IEE se encamina hacia la plenitud del cuerpo de Cristo (Efesios 4, 13), comprometiéndonos en la tarea de vivir el Reino de Dios y su mensaje. Por eso, trabajamos para que nuestras congregaciones sean comunidades sanadoras, liberadoras e inclusivas para todos y todas, donde nadie se sienta juzgado o discriminado, y con un especial enfoque en los jóvenes, los niños y las niñas. Queremos dejar atrás el lenguaje religioso ininteligible para las nuevas generaciones y para el mundo secular, porque es nuestra labor encarnar la Palabra en una voz que pueda ser entendida y abrazada por todas y todos (1 Corintios 2, 14).

(Del Plan Estratégico de la IEE.)

Visión

La visión de la IEE se enmarca en un carácter dialogante y ecuménico que busca los espacios para compartir con aquellos y aquellas que no son iguales a nosotros, creando puentes de unión que nos permitan trabajar, desde la diversidad, en la unidad del Espíritu (Efesios 4, 5).

(Del Plan Estratégico de la IEE.)

Valores

La misión y la visión de la IEE se construyen dentro del marco de los valores del Reino de Dios, con los cuales nos hemos comprometido como iglesia. Estos valores marcan y definen nuestro trabajo interno y externo, siendo nuestra guía el mensaje y la vida de Jesús y su reflejo en la Declaración de Derechos Humanos.

Trabajamos por la igualdad de los seres humanos en todos
los sentidos, sea cual sea su género, etnia, religión, orientación sexual o convicción.​

Así pues, nos construimos como una iglesia transparente, en su hacer humano y económico, y basada en valores democráticos de participación, definidos en nuestra sinodalidad. Vivimos la libertad de conciencia como un don del Espíritu, siempre en diálogo interno y externo, marcado por la ética del amor, la formación teológica y el discernimiento espiritual, que están claramente representados en el cuerpo pastoral de la iglesia, al que escuchamos.

Acogemos la multiforme gracia de Dios como el don de la diversidad, en el que el diálogo se construye como un espacio de conocimiento mutuo y de bendición de los unos para las otras. Por eso creemos en el ecumenismo, en la Mesa abierta y en el diálogo Interreligioso, caminos que marcan la meta de la paz para el mundo que nos rodea.

De la misma forma, trabajamos por la igualdad de los seres humanos en todos los sentidos, sea cual sea su género, etnia, religión, orientación sexual o convicción. Nuestro marco es la dignidad de todos los seres humanos, pensados en Dios como una gran familia en la que las unas cuidan de los otros y todos y todas de nuestra casa común.

(Del Plan Estratégico de la IEE.)
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